José Padilla, experto en hidrocarburos, señaló que la recuperación de la industria energética requerirá de al menos 8 años. Se deben hacer cambios en la legislación, una millonaria inversión y tecnología de punta
El experto en hidrocarburos José Padilla, en entrevista exclusiva con El Mundo señaló que el punto de partida para abordar la crisis energética se debe comenzar con una profunda reforma de la Ley de Hidrocarburos que permita la inversión privada en el sector.
Estima que una inyección de al menos 8.500 millones de dólares sería esencial para levantar las reservas de gas, pero advierte que este proceso tomaría alrededor de siete a ocho años para consolidarse. Esto plantea un dilema inmediato: «¿Qué hacemos en estos años mientras las reservas de gas se agotan y la economía se tambalea?», cuestiona Padilla, señalando la dependencia de Bolivia en el gas para sectores clave como el transporte y la industria.
DEPENDENCIA DE SANTA CRUZ Y EL PROBLEMA DE ABASTECIMIENTO
El experto destaca que un 71% de la demanda nacional de gas proviene de Santa Cruz, una región vital para la economía del país. No obstante, la escasez de combustibles y la falta de divisas para adquirirlos en el mercado internacional han profundizado la crisis. Esta dependencia de una sola fuente y la falta de diversificación en el sector energético coloca a Bolivia en una posición vulnerable. Padilla advierte que «el gobierno sigue sin tomar decisiones trascendentales y continúa con un modelo económico ineficiente y perjudicial».
IMPACTO EN LA AGRICULTURA Y LA INDUSTRIA
La crisis energética afecta gravemente al sector agrícola. La escasez de diésel ha comenzado a repercutir en la producción de alimentos esenciales como soya, carne de cerdo y aves, productos que satisfacen la demanda nacional. La falta de biotecnología y la dependencia de combustibles fósiles obstaculizan el crecimiento del sector. Padilla sugiere que la falta de inversión en energía alternativa, como el biodiésel, es un grave error estratégico: «El diésel es fundamental para la agricultura, y si no aseguramos su suministro, las consecuencias serán devastadoras para la seguridad alimentaria del país».
POLÉMICA SOBRE LA SUBVENCIÓN Y LAS PROPUESTAS PARA SU LEVANTAMIENTO
Uno de los temas más controvertidos planteados por Padilla es el de la subvención a los combustibles. Algunos economistas sugieren que levantar esta subvención podría mejorar la transparencia del mercado y reducir el déficit fiscal. Sin embargo, Padilla advierte que esto también podría tener «funestas consecuencias», afectando directamente a la población. «El costo del transporte público aumentaría significativamente, impactando de manera negativa el poder adquisitivo de la ciudadanía», explica.
FALTA DE DIVISAS Y PROBLEMAS DE IMPORTACIÓN DE COMBUSTIBLE
Padilla destaca que la escasez de divisas es otro obstáculo significativo. La falta de recursos para adquirir combustible en mercados internacionales limita las opciones de importación. «El gobierno asegura que el combustible llegará, pero la realidad es que hay una crisis profunda de divisas que nos impide asegurar el abastecimiento continuo», lamenta. Esta situación ha generado bloqueos y conflictos en regiones como Cochabamba y Santa Cruz, lo que agrava la crisis en la cadena de suministro.
LA CRISIS REQUIERE DE DECISIONES FIRMES Y BIEN PLANIFICADAS
Padilla concluye que la crisis energética en Bolivia es un síntoma de un problema más profundo en el modelo económico del país, que no ha logrado adaptarse a los desafíos actuales. «La falta de inversión, la dependencia en el gas y el retraso en las reformas han puesto al país en una situación muy complicada», afirma. La falta de soluciones a corto plazo y el temor de adoptar políticas arriesgadas, como la eliminación de subvenciones, sugieren que la crisis energética y económica de Bolivia seguirá presente si no se toman decisiones firmes y bien planificadas.
Via: El Mundo