En un entorno global donde el clamor por una transición energética crece, Haitham Al Ghais, Secretario General de la OPEP, reta las corrientes que anticipan un ocaso inminente para el petróleo, planteando un argumento robusto y basado en datos actuales que desmienten una disminución de la demanda.
Persistencia de la Demanda de Petróleo Frente a la Innovación Energética
A lo largo de los últimos veinte años, el discurso sobre el fin de la era del petróleo ha migrado desde preocupaciones por el pico de la oferta a una supuesta reducción de la demanda debido a energías alternativas. Sin embargo, Al Ghais pone en duda estas afirmaciones con evidencias que sugieren un incremento en la demanda, no una caída. Citando un estudio reciente de The Economist, el Secretario General de la OPEP cuestiona la eficacia con la que los vehículos eléctricos están suplantando al petróleo, mostrando una ralentización notable en sus ventas iniciales este año.
El Debate Global Sobre la Transición Energética
La OPEP y la Agencia Internacional de la Energía se encuentran en un constante tira y afloja sobre las proyecciones de demanda de petróleo. Mientras que algunos estudios sugieren que la demanda alcanzará su pico hacia 2030, Al Ghais advierte sobre las consecuencias de una reducción prematura en las inversiones petroleras. Según un informe de UBS, incluso en Noruega, líder en adopción de vehículos eléctricos, no se ha observado una disminución significativa en la demanda de petróleo.
Impactos Socioeconómicos y Seguridad Energética
La transición hacia fuentes de energía más limpias no debería comprometer la seguridad energética ni el desarrollo socioeconómico. Al Ghais expresa preocupación por cómo las narrativas actuales sobre la reducción de la demanda de hidrocarburos ignoran efectos potenciales como la pobreza energética. En su artículo, hace un llamado a considerar los efectos adversos que políticas energéticas mal orientadas podrían tener sobre millones de personas que aún carecen de acceso básico a servicios de energía.
Al Ghais no solo defiende la posición de la OPEP sino que invita a un debate más amplio sobre cómo la humanidad debería abordar su dependencia del petróleo sin comprometer el futuro energético ni el bienestar global. La industria petrolera, según él, debe seguir desempeñando un papel clave, ajustándose a nuevas realidades sin abandonar su rol histórico.