Las exportaciones de gas natural en Bolivia se desplomaron, tanto en valor como en volumen, en una década. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), pasó de ocupar el 54% de las exportaciones totales en 2013 al 18,8% en 2023.
Entre 2005 y 2015, el rubro de los hidrocarburos fue el principal producto de exportación ocupando entre el 39% y el 54% de las exportaciones totales, pero a partir de 2016 empieza el descenso y en 2023 alcanzan su punto más bajo en 20 años, por detrás de la industria manufacturera y la extracción de minerales.
El informe Indicadores de Competitividad 2004- 2023 del INE señala que la extracción de hidrocarburos alcanzó su punto máximo en 2013 con una representación del 54% del total de las exportaciones y un valor de 6.113 millones de dólares (gas natural).
Desde el 2016, el sector de la industria manufacturera incrementó su participación, pasando del 37% en ese año al 51% del total de exportaciones en 2023. Por otro lado, el sector de extracción de minerales tuvo una contribución general promedio del 22% anual entre los años 2004 y 2023.
Los principales mercados para el gas boliviano eran Brasil y Argentina, pero este último dejó importar gas desde mediados de septiembre, luego de casi 20 años, debido a su abastecimiento interno. En una entrevista con EFE en septiembre, el gerente de Contratos y Exportación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Óscar Claros, minimizó la pérdida de ese mercado -que era minoritario- y dijo que el volumen de venta se iría al mercado brasileño. “Por lo tanto, para nosotros, como YPFB no hay ninguna diferencia”, afirmó.
En cuanto a los ingresos, la caída fue del 66%, según datos del INE hasta septiembre de este año. En 2014, YPFB recibió 6.011 millones de dólares por la exportación de 17.608 MMm3 de gas natural. El año pasado, el flujo de los ingresos cayó a 2.050 millones de dólares por la venta de 8.062 MMm3.
La caída en la producción de gas en Bolivia, de sus exportaciones y la ausencia de nuevos campos petroleros han provocado una crisis económica estructural en el país, que ha comenzado a sentirse en las familias bolivianas desde inicios de 2023, cuando el dólar empezó a escasear y los bancos limitaron las transacciones en esa moneda.
Desde entonces, ha surgido un mercado paralelo de divisas en el que el dólar se cotiza en promedio a un precio 70% más alto y se han incrementado los costos de vida. Adicionalmente, a lo largo de 2024 hubo periodos de desabastecimiento de combustible, un producto que el Estado importa y subvenciona, con unas cuentas cada vez más difíciles de pagar. El país compra en el extranjero el 86% del diésel que consume el mercado interno y el 56% de la gasolina, por lo que los periodos de desabastecimiento de diésel han sido más frecuentes y prolongados, afectado a los sectores productivos principalmente.
El gasto del Estado boliviano para la subvención en 2024 fue de cerca de 3.500 millones de dólares y para 2025 presupuestó un monto mayor.
El presidente Luis Arce admitió, en un balance de gestión con periodistas de La Paz, que este fue el año “el peor” que se ha podido soportar y se mostró optimista para el 2025, sin embargo enfrenta una serie de reclamos de diversos sectores que exigen acciones estructurales para limitar el gasto público, recuperar la estabilidad y frenar el alza de los precios.
Vía: INFOBAE