“Con el CIDTN y los centros de medicina nuclear, estamos a la par de los países avanzados”, destacó Hortensia Jiménez, directora de la ABEN.
Bolivia vive un profundo proceso de transformación industrial, tecnológico y científico, avanzando a la par de los países desarrollados, tanto en la adquisición de equipos como en la formación de recursos humanos capacitados para llevar adelante el desarrollo del país.
El Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear (CIDTN) es un pilar de este avance. Ubicado en el Distrito 8 de la ciudad de El Alto, está a punto de convertirse en un referente de la ciencia en Bolivia, con un 90% de avance físico en su construcción y un 30% en el montaje de equipos.
Este ambicioso proyecto, que está a cargo de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN), no solo representa un avance significativo en el progreso del país, sino que también refuerza la consolidación de El Alto como un verdadero polo de desarrollo en áreas estratégicas como la medicina nuclear y la investigación científica.
En esta valerosa urbe, más exacto en el Distrito 8, también funciona el Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia que ofrece atención de salud de alta calidad a la población boliviana, uniendo el progreso en ciencia aplicada con un impacto directo en el bienestar de los ciudadanos.
Es en ese marco que la directora de la ABEN (institución que hace poco celebró nueve años de vida), Hortensia Jiménez, nos relata los inicios de este proyecto, la importancia que tiene para el país, las metas alcanzadas y los planes establecidos para un futuro inmediato, todo bajo la premisa del gobierno del presidente Luis Arce de una mejor Bolivia para todos.
ENTREVISTA
—¿Cómo nace la necesidad, desde el Estado Plurinacional de Bolivia, de contar con tecnología nuclear?
—La incorporación de la tecnología nuclear en el país, de manera inmediata, data de finales de 2014, cuando se estaba viendo cómo mejorar los objetivos del país en cuanto a desarrollo y se empezó a hablar un poco sobre todas las bondades de la tecnología nuclear en diferentes ámbitos, tanto sociales como económicos, y que podía servir desde los temas de salud, pasando por agricultura y temas sociales, sobre todo en el punto educativo y en el desarrollo científico del país.
A partir de eso, se empezó a diseñar el Programa Nuclear Boliviano en 2014 y 2015 en función de las líneas generales del desarrollo del país y en el marco de la Agenda Patriótica. En ese sentido, se identificaron qué tipo de instalaciones radiológicas y nucleares podían apoyar y ser parte de un instrumento de desarrollo. Fue en 2015 que se presentó el Programa Nuclear Boliviano y en 2016, ya con un decreto supremo, se dio la prioridad a esta iniciativa.
Ante esto se requería una institución que pudiera operativizar e implementar la política del ámbito nuclear dentro del país. Es así que, el 9 de marzo, mediante decreto supremo, se creó la Agencia Boliviana de Energía Nuclear como brazo operador del Estado para la implementación del Programa Nuclear Boliviano.
—¿Cómo fue el trabajo de socialización para implementar la iniciativa en la ciudad de El Alto?
—El sector nuclear, desde su creación, desde la conformación e identificación de dónde teníamos que instalar este Centro de Investigación y Desarrollo de Tecnología Nuclear tuvo sus primeros percances. Habíamos visto que sea en la ciudad de La Paz pero hubo muchos componentes políticos que trataron de desinformar a la población y empezamos a hacer varios talleres de difusión para mostrar los beneficios de diferentes sectores en la zona Sur, que era donde estaba previsto el proyecto.
Sin embargo, se presentó, en nuestras oficinas, la Federación de Juntas Vecinales de El Alto y pidió desarrollar esta iniciativa en el Distrito 8 de El Alto. Se tomó entonces la decisión que la construcción del proyecto fuera aquí, en la ciudad de El Alto, y gracias a la visión de desarrollo del país que tuvieron los alteños, analizando todos los beneficios colaterales que iba a llegar con el CIDTN, la ABEN inició con el trabajo de este gran proyecto, siempre en el marco de la normativa internacional, protegiendo sobre todo la seguridad de los bolivianos.

—¿Cuáles son los componentes más importantes del proyecto del CIDTN?
—Son dos grandes proyectos enmarcados en lo que es el Programa Nuclear Boliviano. En el caso del CIDTN, es casi como una ciudadela, donde hay diferentes instalaciones radiológicas y nucleares. Hemos concentrado lo que es el complejo Ciclotrón en Radiofarmacia Preclínica para la producción de radiofármacos, tenemos también el Centro Multipropósito de Irradiación Gamma, que está enfocado en la parte agrícola como ser el mejoramiento de semilla, control de plagas, esterilización de insumos médicos y otros.
Tenemos también el complejo de lo que son laboratorios que dan apoyo a todas estas instalaciones y por supuesto el componente más grande, que es la instalación del reactor nuclear de investigación.
—¿Cuál ha sido el desafío de construir el rector nuclear de investigación en la ciudad más alta del mundo?
—No fue un tema sencillo ni simple el poder tener un programa nuclear donde se vaya a instalar un reactor, aunque sea de investigación porque no es un reactor de potencia. Sin embargo, el Organismo Internacional de Energía Atómica, desde el primer momento en que Bolivia presentó su Programa Nuclear, hizo un acompañamiento total. Hubo múltiples visitas no solo para lo que es el reactor, sino para las otras instalaciones radiológicas y, por supuesto, ha sido un proceso bastante largo que data de unos estudios de sitio hasta estudios sísmicos que no son solo de hace 50 años, sino de hace 200 años atrás.
Se ha trabajado mucho para definir que realmente éste era un lugar adecuado. Hubo un montón de otros aspectos técnicos que se han ido estudiando, se realizaron unos estudios de ingeniería amplios y que también han sido revisados por el Organismo Internacional de Energía Atómica.
Dentro de los parámetros y buenas prácticas que da este organismo internacional, tenemos que tener instalada en el país una institucionalidad, un marco normativo y, por supuesto, la formación de recursos humanos. Logrado todo ello, iniciamos la edificación de este sueño y la preparación de profesionales que operen esta importante y única iniciativa en el país.
—¿Cómo se trabajó en la formación de estos recursos humanos en Bolivia?
—Desde el primer momento, desde la conceptualización del centro de investigación, tanto los contratos que se realizaron para el CIDTN como para las redes de medicina nuclear estuvieron acompañados de un componente fundamental que es la formación de recursos humanos. Se ha ido trabajando paralelamente a todos los estudios, a toda la parte constructiva, a toda la parte de equipamiento, en la formación de este personal.
Para lo que es el CIDTN, se fueron tanto a la Universidad en Moscú, especializada en términos de tecnología nuclear, así como a otras universidades en todo el mundo, donde los bolivianos se especializaron desde capacitaciones relativamente corta de seis meses, hasta estudios de uno o dos años, realización de maestrías y algunos están ahora en la obtención de sus doctorados.
Han ido bolivianos a especializarse a Canadá, Inglaterra, Italia, Francia y también un grupo grande se ha ido a la Argentina. Hoy por hoy, la mayoría ya está acá trabajando en las instalaciones que ya están en operación.
Algo fundamental en la formación de recursos humanos, que forma parte de los contratos que hemos desarrollado, es que existe un acompañamiento posterior de la gente que ha sido formada con la institución y con el país, ahora esos jóvenes son quienes llevan adelante este proyecto.
—¿Qué significó para la ABEN el 2019?
—Los programas nucleares duran varios años. Hemos hecho mucho trabajo de manera paralela y estábamos en pleno desarrollo, tanto de la gente como de la infraestructura y con el golpe de Estado se paralizó todo. Por ejemplo, los jóvenes que estaban estudiando no recibieron su respectiva manutención, el proyecto se quedó sin avanzar, se tuvo conocimiento de que habían tomado la decisión de no construir el reactor y estaban visualizando la privatización de los centros de medicina nuclear y radioterapia.
Inclusive teníamos conocimiento de que la planta de radiación se la querían llevar a Santa Cruz, es decir estaban desmantelando todo el sentido y el concepto que se le quiso dar al Programa Nuclear desde una visión de Estado, desde una visión de crear una comunidad científica conglomerada en un lugar donde pudiéramos juntar todas las sinergias de las diferentes áreas científicas para darle una mayor capacidad científica al país.
—A partir de la recuperación de la democracia, en 2020, ¿cómo se retomó este proyecto nacional?
—Fue complicado, sobre todo en lo administrativo, lamentablemente destruir es más fácil que construir. Por ejemplo, de la red de centros de medicina nuclear que estaban listos, que tenían importantes avances, tuvimos que casi reiniciar el trabajo. En el caso del Centro de Medicina Nuclear de El Alto estaba pronto para el inicio de sus actividades, pero tuvimos que retomar las negociaciones, retomar todas las instalaciones que de alguna manera habían estado paradas, los equipos parados, entonces realmente fue un trabajo complejo y nos costó reencaminar el proyecto, tomando en cuenta la paralización que hubo también por la enfermedad del Covid-19.
Eso dio lugar a algunos retrasos dentro del cronograma que se había previsto. En términos de construcción se esperaba concluir en junio de 2021, eran ya pocos meses, pero por el golpe se dejó todo paralizado.
Sin embargo, hemos ido sobrepasando todos estos temas, se perdió un año y un poco más para retomar el proyecto, pero hemos logrado poner en funcionamiento logrando que en 2022 ya opere nuestro Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia en El Alto y en 2023 estuviera ya el Ciclotrón. Ahora solo nos está faltando el reactor que está avanzando, ya que es un componente bastante complejo.
Ahora, a la población se le da la seguridad, la certeza y la confianza de que Bolivia está trabajando de una manera sólida, adecuada y responsable en este tema; los beneficios ya son visibles; se lograron más de 60 mil atenciones en nuestros centros de medicina nuclear y creo que el impacto más importante que hemos tenido es que nuestra población tiene ahora la posibilidad que, de manera gratuita, puede acceder a equipamientos muy modernos de salud.
—¿Qué significó para los bolivianos el ingreso de la tecnología de la medicina nuclear?
—Ha sido un salto dentro de lo que es la calidad y el servicio de salud a la población. Esto viene de la mano con el Ciclotrón, que es el que produce radiofármacos que tienen una vida útil de menos de dos horas y que no se podía importar. Es decir, antes la gente no tenía acceso a este tipo de tecnología médica y hoy por hoy teniendo el Ciclotrón y teniendo estos centros de medicina nuclear estamos ya al nivel de otros países, pero con el plus de que esta medicina y este tratamiento es, reitero, gratuito.
Vienen personas del campo, de la ciudad, de todas partes y tienen las mismas posibilidades que antes solo tenía cierta población muy restringida que contaba con mejores condiciones económicas.
—¿Cómo hace una persona para obtener el servicio?
—Dentro del servicio atendemos a los pacientes del Sistema Único de Salud, a los que son de seguros de corto plazo y al sector privado. Sobre la atención gratuita, lo hacemos con el SUS, a través del Ministerio de Salud y Deportes, donde el paciente tiene que apersonarse hasta un hospital de segundo o tercer nivel, donde hay las especialidades en el área de oncología, desde ahí se los deriva a los centros de medicina nuclear para que accedan a quimio o radioterapia, previa realización de una serie de análisis y estudios.
—¿Qué servicios ofrecen los centros de medicina nuclear?
—Cada centro tiene equipo y personal que trabaja desde el diagnóstico hasta el tratamiento de la enfermedad. Se tiene, dentro de lo que es diagnóstico la medicina nuclear, los estudios por imágenes mediante distintos métodos que permiten hacer el diagnóstico temprano del cáncer en el cuerpo entero y también con estos mismos estudios se pueden hacer desde lo que es el seguimiento hasta el tratamiento.
Luego está el monitoreo. Ustedes saben que después de que ya se le ha hecho el tratamiento, el paciente de cáncer, la persona debe recibir un seguimiento de dos hasta cinco años para confirmar que todo esté bien. Después de eso, tenemos la parte de tratamiento, donde se realiza radioterapia externa que es en nuestro acelerador lineal, también tenemos lo que es radioterapia interna o braquiterapia, muy utilizado sobre todo en el cáncer de cuello uterino que es la patología de mayor frecuencia y, si bien no es una parte de la tecnología nuclear, tenemos también la quimioterapia.

Equipo que trabaja en el Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia en El Alto.
Entonces, el paciente recibe tratamiento completo. Además de eso, como una parte importante, realizamos trabajo social para apoyar en la parte psicológica y la nutrición del paciente que es también importante para darle mejores condiciones en este proceso de recuperación, trabajo que se realiza en todos nuestros centros que también están en las ciudades de La Paz y Santa Cruz.
—¿Cuáles son las metas de la ABEN previstas a corto plazo?
—Este programa nuclear boliviano tiene dos grandes objetivos: el primero es prestar servicio a la población y a los diferentes sectores, es así que presta el servicio clínico en los centros de medicina y se hace producción de radiofármacos en el Ciclotrón. En la radiación, se realiza mejoramiento de semillas, conservación de alimentos y también, con el reactor nuclear de investigación, habrá servicios para el área de prospección minera.
Por otra parte está el desarrollo de la investigación científica para ayudar en potenciar el desarrollo del país y así formar una comunidad científica boliviana con especialización en diversas áreas.
—¿Qué plazos quedan para la entrega de las obras finales?
Nuestra meta, nuestra programación, es que para principios del segundo semestre de este año se pueda entregar el Reactor Nuclear de Investigación. Esa es la meta que nos hemos dado y estamos trabajando bastante para cumplir este objetivo. Este Reactor Nuclear de Investigación es uno de los principales componentes del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear y a la fecha concluyó la construcción civil y se ejecuta el montaje del área tecnológica del componente.
Componentes del CIDTN
El Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear (CIDTN) de Bolivia está compuesto por cuatro componentes: Complejo Ciclotrón Radiofarmacia Preclínica (CCRP), Planta Multipropósito de Irradiación (CMI), Laboratorios de Radioecología y Radiobiología, y el Complejo Reactor Nuclear de Investigación (RNI).
El CCRP es el equipo responsable de la producción de radioisótopos, es un acelerador de partículas que, a través de reacciones nucleares, produce los radioisótopos que serán enviados al área de Radiofarmacia para la síntesis de radiofármacos para uso médico.

Monitoreo y control riguroso en las instalaciones.
El CMI está conformado por dos componentes principales, una Instalación de Irradiación Industrial Gamma (IIIG) y un Laboratorio de Irradiación Gamma (LIG), además de contar con diferentes ambientes como los almacenes convencionales y cámaras frigoríficas de producto irradiado y no irradiado (para evitar la contaminación cruzada) y otros ambientes para los sistemas auxiliares y sirve para la prolongación de vida anaquel y reducción de carga microbiana incluso hasta alcanzar niveles de esterilidad según la dosis; irradiación de cárnicos y productos congelados; inhibición del brote de tubérculos; irradiación como medida fitosanitaria (desinsectación de insectos); esterilización de especias y alimentos con bajo contenido de humedad; esterilización de insumos médicos; esterilización de insumos para industria farmacéutica; esterilización de cosméticos; Esterilización de envases; preservación del patrimonio cultural e histórico; esterilización de material herbolario y homeopático.
Los laboratorios de radioecología y radiobiología están equipados con la más alta tecnología, el laboratorio está destinado al desarrollo de la investigación en el campo de la radiobiología, radioecología, medioambiente e industria. En esta infraestructura se realizará, además, el control de calidad de productos irradiados del CMI y determinaciones de compuestos químicos, biológicos, microbiológicos y de radionucleidos en diferentes tipos de muestras.
Finalmente, el RNI tiene como objetivo principal aportar a diferentes áreas de desarrollo social y económico del país mediante la investigación científica, y los servicios de producción de radioisótopos, análisis por activación neutrónica y formación de recursos humanos en territorio nacional. La investigación y cada uno de estos servicios tienen un impacto en diversas áreas tales como salud, industria, gestión de recursos, educación, minería, medioambiente, entre muchos otros.
Centros de Medicina Nuclear y Radioterapia
La Red de Centros de Medicina Nuclear y Radioterapia tiene como objetivo general la incorporación y el desarrollo de tecnología que permitirá dar soluciones integrales para ofrecer servicios de oncología clínica, medicina nuclear y radioterapia.
Brinda los servicios de:
Oncología clínica
El servicio de oncología clínica tiene como objetivo el cuidado del enfermo con cáncer desde el diagnóstico, incluyendo el tratamiento y seguimiento, hasta la curación o progresión y en el período terminal del paciente. Aquí también se realizan tratamientos de quimioterapia, que es un procedimiento que consiste en destruir las células cancerosas o detener su crecimiento y reproducción. Dependiendo del tipo y la etapa del cáncer. La quimioterapia se puede utilizar como tratamiento principal o en combinación con otros enfoques terapéuticos, como la cirugía o la radioterapia.

Medicina Nuclear
La medicina nuclear es una especialidad médica que emplea radiofármacos para el diagnóstico por imágenes. Se diferencia de otras técnicas por realizar estudios metabólicos con detalle anatómico.
Radioterapia
La radioterapia se encarga del tratamiento del cáncer a partir del uso de altas dosis de radiación con dos tipos de energía, fotones y electrones, para destruir células cancerosas.
Braquiterapia
El objetivo de la braquiterapia es administrar una dosis de radiación al tumor mientras se limita la exposición de los tejidos sanos cercanos. Esto se logra mediante la colocación precisa de las fuentes radiactivas cerca del tumor, lo que permite una liberación controlada de radiación durante un período de tiempo determinado.
AEP